“Las pastis, las pastis”, grita con desesperación Nino Dolce, cada vez que la producción de Gran hermano se atrasa en la entrega de las bolsitas de medicamentos. Todos los días, cerca de las 19 horas, los habitantes de la casa reciben una dosis del remedio que necesitan para evitar los desequilibrios del encierro. Cada participante, antes de ingresar a la casa, tuvo que someterse a una serie de chaqueos médicos –análisis de sangre, de orina, electrocardiograma–. A pesar de que todos demostraron estar físicamente aptos, muchos de ellos confesaron la necesidad de continuar con sus tratamientos psiquiátricos.

Dolce, el participante más conflictivo del juego, habría pretendido traficar en el bolso que preparó para entrar a la televisión, Anabólicos –Estano– y Efedrina, un cóctel con el que refuerza su entrenamiento físico. Al fracasar en el intento, terminó conformándose con el Alprazolam, más conocido como Alplax, que usa para controlar la ansiedad. Ese es el único medicamento que avaló su psiquiatra. El cocinero erótico, en más de una oportunidad apeló a la necesidad de consumir Ibunastizol, que contiene pseudoefedrina y se receta para cuadros de gripe o alergias. En su caso, lo solicita para combatir la abstinencia a la sustancia.

Mariana Otero, la más gordita y juguetona del programa, carga con un botiquín. Otero, realiza un tratamiento para controlar un trastorno de la personalidad, que la lleva, en ocasiones, a sucumbir ante impulsos exhibicionistas. Su médico personal le aconsejó que no dejara de tomar Lamotrigina, que es un estabilizador del ánimo, y Tuloxetina, que es un potente antipresivo. Además, tiene autorizada la ingesta de Alplax, en el caso de necesitarlo para dormir. Otero le sumó al riguroso régimen de drogas que necesita para controlar sus conductas impulsivas, una dieta de 1.200 calorías que inició con el Dr. Alberto Cormillot. La ex panelista de Horacio Cabak recibe junto a su medicación las porciones en viandas que ingresan via box de intercambio.

La primer expulsada de la casa de los famosos, Amalia Granata, se sometió al estrés del juego mediático pero ya está afuera de la casa, en pleno tratamiento de una depresión que la llevó a un intento de suicidio, hace unos meses. En su breve paso por la casa, la chica Robbie Williams sufrió una seria crisis que la llevó a arrancarse la piel de su cara. Granata, adentro, siguió tomando los psicotrópicos que le había recetado su médico: Fluoxetina, para cambatir la depresión, y Clonazepam, más conocido como Rivotril, para el control de la ansiedad. Sin embargo, abandonó la terapia y eso repercutió en su salud mental.

Jacqueline Dutra sólo consume Orlistat, que es una droga que reduce en un treinta por ciento la absorción de los lípidos que ingresan al cuerpo, pero que no tiene efectos sobre sistema nervioso central. Una cuestión de coquetería.

Fernanda Neil recibe Fumarato Ferroso. A la actriz le diagnosticaron un cuadro de anemia, un mes antes de que aceptara formar parte de Gran hermano famosos.

Pablo Tamagnini tiene prescripto corticoides, pero sólo en el caso de una crisis bronquio-respiratoria. Su madre, que es enfermera, teme que se le produzca un deterioro en las cuerdas vocales y sigue de cerca la salud del cantante.

El único personaje que comenzó a consumir remedios adentro de la casa es Luis Vadalá. Ni siquiera Moria Casán logró lo que Nino Dolce en 10 días: una salto repentino de su presión arterial. Los médicos del programa tuvieron que suministrarle Adalat. Vadalá se recuperó de la adicción a las drogas, después de separarse de la diva. Entonces encontró el remedio en Noelia, su actual mujer y madre de Ramiro, su único hijo. Desde entonces no volvió a tocar ningún tipo de sustancia.

El resto de los participantes caen en la tentación de ingerir psicotrópicos cuando el encierro y la soledad les debilita el espíritu. Muchos de ellos reciben los experimentados consejos de los más “pastilleros”. De todas maneras la producción del programa toma los recaudos necesarios para evitar que este tipo de charlas salgan al aire.

Al contrario de lo que sucedía en el reality anterior, la casa de Gran hermano famosos es una verdadera farmacia vip.

Es peligroso, hacen apología”

Jorge “Locomotora” Castro ve como un verdadero acto de injusticia el hecho de que no lo dejen consumir “una copita de champagne”. El boxeador exigió como condición para firmar el contrato un puchinbol y una bebida espumante. Pero los médicos del programa prohibieron la ingesta de alcohol. “El alcohol potencia el efecto de las drogas. Si a eso le sumamos el estrés que produce el encierro y la convivencia con personas desconocidas, estamos ante la presencia de un cóctel fatal”, afirma la Dra. Mariana Lestelle.

“Pero el problema radica en que los participantes hablan entre ellos del efecto positivo de los piscotrópicos, haciendo apología del consumo de estas drogas”, acusa Lestelle.

“La casa de los famosos es el fiel reflejo de una generación, que tienen entre 30 y 40 años, también llamada generación botiquín, que apela al uso de psicotrópicos para calmar la ansiedad, la depresión y las fobias”, concluye la reconocida médica.

http://www.diarioperfil.com.ar/edimp/0178/articulo.php?art=1258&ed=0178

Publicado el Viernes, 15 de Junio de 2007

Los nominados son…